jueves, 10 de octubre de 2013

Broche de oro al milenio en Cali


Broche de oro al milenio en Cali
(Publicada por El Tiempo edición nacional)

Jorge Arturo Díaz Reyes


El encierro español de Torrestrella pasó ayer 31 de diciembre de 1999, como un vendaval de bravura por el ruedo de Cañaveralejo. Seis toros seis, negros (algunos berrendos), con edad, 545 kilos de promedio, bien armados y de bella lámina, salieron de toriles como a comerse al mundo, con ímpetu, prontitud, codicia, y nobleza no exenta de fiereza.

 Nobles, no pastueños. Con raza. Todos pelearon bien en varas, todos persiguieron los banderilleros y todos pusieron en aprietos a los toreros, que a pesar del orejerío concedido (10, dos simbólicas), se vieron a gatas para no entrar en el tópico de que los toros buenos descubren a los toreros malos. !Cómo repetían, al galope! !Como planeaban, en el giro para embestir de nuevo! !Como dieron la pelea, siempre en los medios! !Cómo se resistieron a morir, en la boca de riego!

 Todos aplaudidos con furor en el arrastre, a tres se les dio la vuelta, y el último “Aguita” fue indultado quizá cómo un homenaje a todo el encierro. Con su trapío y juego en el primer tercio, enaltecieron la casta vazqueña, con su bravura y fiera nobleza en toda la lidia honraron la casta Vistahermosa. No fueron el sueño del torero pues tenían mucha presencia y genio, pero si fueron el sueño del aficionado y del ganadero. !Qué fiesta pendieron en la plaza, llena y delirante hasta las banderas! !Que bella manera de despedir el año, el siglo y el milenio.

 Cuando dobló el quinto, por el estoconazo de Juan Bautista, eran las seis de la tarde en Cali, y las 12 de la noche en España. Todos los toreros españoles se abrazaron emocionados en el callejón deseándose feliz año. "El Juli", de azul y oro, con toda su familia que le acompaño, y los demás, los que asistieron en traje de calle, como espectadores, se les unieron en el abrazo y en la emoción.

 Cuando Paco Perlaza simuló, con la mano, la muerte del sexto “Agüita” (indultado), había caído la noche, las luces artificiales iluminaban el ruedo, y en los tendidos pletóricos, se abrían botellas de champán, se abrazaba, se besaba y se bailaba, parecía como si todas los dolores de la guerra se hubieran olvidado. !Qué fiesta! La fiesta brava.

 Sí, brava de verdad, ayer en Cañaveralejo, que se había vestido de gala para la histórica ocasión, con guirnaldas y ramos de flores en las barreras. Al terminar, en el cielo ya negro, floreció la pirotecnia. El veterano matador y director de la Escuela Taurina, Enrique Calvo "El Cali", en el callejón, con los ojos encharcados, recibía parabienes por su aventajado alumno, pero también por el toreo, por todo el toreo, por el toro bravo, por la fiesta.

 A hombros por la puerta Señor de Los Cristales, que no se abre sino para los matadores que han cortado dos orejas en un toro, iban los tres mozalbetes, "El Juli", Juan Bautista y Paco Perlaza. Entre los tres suman 54 años, once menos de los que tiene el Faraón de Camas". Con el trío de precoces, iba, también, en guando, iban exultantes los empresarios Eduardo Estela y Mario Posada. !Cuanta felicidad denunciaba su rostro! !Imagínense ustedes! los empresario a hombros, con los toreros triunfadores, por la puerta grande.

 En los 43 años de la plaza, no hubo un encierro más bravo, ni una celebración más significativa. El segundo milenio de la era cristiana ha tenido digno cierre.

 Ficha del festejo: Cañaveralejo, sol y calor. Lleno total. Seis toros españoles de Torrestrella, bien presentados, bravos y nobles, todos alaudidos al 1º, 3 y 4º vuelta al ruedo, 6º "Agüita" indultado. “El Juli”, oreja y dos orejas. Juan Bautista Jalaberth, dos orejas y dos orejas simbólicas.  Paco Perlaza, oreja y dos orejas simbólicas.
Incidencias: Tras la corrida, salieron a  hombros por la Puerta Señor de los Cristales, el mayoral, los tres matadores y los empresarios Eduardo estela y Mario Posada.

 Jorge Arturo Díaz Reyes, Cali I 1º de 2000